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Actualización de @DiegoForlan7

Timeline de @DiegoForlan7 en el que anuncia su próxima boda.

Ayer, un mundo de tiempo en lo que se refiere a Internet, Diego Forlán, futbolista del Atlético de Madrid, colgó en su cuenta de Twitter una serie de mensajes entrecruzados entre su novia, @zairana, y él, @DiegoForlan7.

@DiegoForlan7: queremos compartir esta noticia con ustedes…………..

@DiegoForlan7: @zairana LO DECIMOS ?????

@DiegoForlan7: Zaira @zariana y Diego @DiegoForlan7 NOS VAMOS A CASAR !!!

La noticia difundida por sus propios protagonistas. Imposible para el periodista, por cercano que esté a la fuente, dar la primicia antes. La inmediatez absoluta. No es el primer caso en el que sucede esto. Lance Armstrong, ganador de siete Tours de Francia, retransmite su vida en directo, incluso añadió imágenes de las radiografías que le hicieron el día que se cayó y se fracturó la clavícula en la Vuelta a Castilla y León.

¿Qué papel les queda a los periodistas si las fuentes publican las noticias directamente y en tiempo real?

Pues en un primer momento, basándonos en lo que dice Guillermo Culell: “El periodista tiene que desarrollar la capacidad de relacionar. Cruzar testimonios, almacenar historias, contrastar con otras fuentes. Usar las metodologías que conocemos, pero inventar otras. Y estos desafíos son desafíos de innovación. Hay que inventar herramientas de verificación o tomar riesgos”.
Y lo segundo, y no menos importante, interpretar las situaciones. No dejarnos llevar por lo que marcan las redes sociales, con un fuerte componente emocional, para crear nuestra propia agenda. Seamos permeables, pero pongamos un filtro. “Que todos pinchemos en la fotografía de Shakira en elpais.com no implica que sea a lo que más valor le damos, ni tampoco que sea esa noticia la que nos haga volver a esa página”, es la reflexión de Rosalía Lloret.

Jean François Fogel explica que las personas aúnan dos componentes, el que les pide pinchar en una noticia sobre la sexualidad de los monos y convertirla en la más leída, y el que le lleva a consultar una sesuda reflexión de Schopenhauer. “Hay sistemas que permiten saber cada cinco segundos dónde está la audiencia. Tiene una influencia tremenda que empieza a afectar al periodismo. Si vamos más allá el gran problema no es inmediatez frente a profundidad, porque necesitamos ambas cosas. Los medios digitales son medios emocionales, vienen con velocidad, permiten a la gente responder, intercambiar, y llegamos a un grado de participación emocional muy alta. Es lo que se plantea y en mi opinión hace que los periodistas de medios tradicionales se sientan incómodos en este mundo. Hay que aceptarlo y saber que la profundidad existe también”, dice Fogel.

El peligro que tiene esta interacción inmediata con la audiencia es, a mi modo de ver, algo que tiene que ver con lo que apunta Rosalía Lloret. “No todo es la última hora, hay otro tipo de noticias. El tiempo real es una cosa y el análisis y el periodismo detallado es otra, son tan importantes el uno como el otro. Los medios tenemos mucho que aportar ahí”. No podemos olvidarnos de ello. La audiencia puede acudir a otros sitios para saber el último chisme sobre Piqué y Shakira, pero no en todos los sitios buscará el análisis profundo, la interpretación, el contexto. Y nosotros debemos aportarlo.

Al periodista le queda una función nueva por adoptar. “En Estados Unidos hace dos años había una figura, la del “social media editor”, la persona que atendía Facebook y Twitter. Ahora desaparece porque cada periodista debe serlo a su vez”, dice Fogel. Y debe desarrollar un “talento en la búsqueda. Si sabes buscar una buena herramienta y cómo utilizarla puedes encontrar una buena historia. La diferencia no es tanto en la capacidad de publicar como de buscar en la red”, añade Fogel.

En definitiva. Después de tres horas estamos en el mismo punto. Puede que el canal por el que llegue la información sea diferente, pero eso no debe distraernos. Hay que aprovecharlo para completar la información, y acto seguido debemos seguir interpretándola, contextualizándola y sirviéndola. Periodismo, vaya.